miércoles, 11 de noviembre de 2015

Capital natural: una metáfora peligrosa

Capital natural: una metáfora peligrosa

Autor: Alejandro Nadal 
11 Noviembre de 2015
"Hablar de capital natural evoca también un proceso de apropiación y mercantilización aunque los componentes de los ecosistemas no hayan sido producidos para ser vendidos en el mercado y que por eso no tengan un precio."
Desde hace dos décadas avanza la idea perniciosa de que la naturaleza es una reserva de activos que producen servicios ambientales y de que a ese reservorio se le puede denominar capital natural. Los promotores de esta idea sostienen que esta es la forma de lograr que las empresas y los gobiernos valoren de manera adecuada a la naturaleza y comiencen a cuidarla en lugar de destruirla.
La idea de que la naturaleza entera, sus ecosistemas y componentes pueden ser equiparados al capital está basada en una profunda ignorancia de la teoría económica. Eso no deja de ser irónico, porque los animadores del capital natural quieren vestir de un ropaje técnico un discurso que conduce simple y llanamente a la mercantilización de la naturaleza.
Esta noción de capital natural ha sido adoptada por muchos organismos oficiales y no gubernamentales en el mundo. En México la Comisión para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) piensa que el capital natural comprende el conjunto de ecosistemas de nuestro país y los organismos que éstos contienen, ya que por medio de sus procesos naturales generan bienes y servicios ambientales indispensables para la sobrevivencia y el bienestar social y el mantenimiento de la vida como la conocemos (biodiversidad.gob.mx).
Esto no es una definición, así que Conabio pasa a informarnos que ese capital natural es comparable a los capitales clásicos (financiero, de infraestructura, etc.) de un país y que constituye el entramado necesario para mantener la actividad productiva generada por los otros capitales.
Los promotores de la idea de capital natural ignoran todo sobre el concepto de capital. En especial, parecen no saber que el concepto de capital en teoría económica ha sido objeto de controversias desde el nacimiento de esta disciplina. En el siglo pasado la polémica más importante en teoría económica fue precisamente sobre el concepto de capital. El debate es conocido como las controversias de Cambridge sobre teoría del capital, y giró alrededor de una simple pregunta: ¿qué es ese factor de producción que se denomina capital en la teoría económica neoclásica? Y esa interrogante se desdobla en otra pregunta: ¿el capital es un conjunto de máquinas y medios de producción (físicos y heterogéneos) o es un fondo financiero?
Vale la pena sintetizar los términos del debate. Supongamos que el capital está compuesto de un conjunto de máquinas, edificios, herramientas, vehículos, etc. ¿Qué tienen en común estos objetos heterogéneos? Pues que cada uno tiene un precio. Y eso es lo que los autores neoclásicos y tanto aficionado a la economía utilizan para agregar los medios de producción y hablar de capital.
Pero ese proceder adolece de una circularidad fatal. El precio de los medios de producción, por ejemplo, de una máquina, depende de la ganancia que se espera obtener de ellos. Ahora bien, la tasa de ganancia no es otra cosa que el cociente que se obtiene dividiendo la ganancia por el precio de la máquina. Es decir, la tasa de ganancia sólo puede conocerse a través de la agregación (vía los precios) de los medios de producción. Pero esos precios dependen a su vez de la tasa de ganancia. Y en una economía en la que todos los medios de producción son mercancías producidas, el movimiento de precios trae aparejado un sistema caótico en el que no se puede decir nada sobre la cantidad de capital y sobre los procesos de mercado.
Para la teoría económica neoclásica esto implica un desastre porque desaparece la posibilidad de medir la intensidad de capital en función de la tasa de ganancia (o la tasa de interés). El movimiento de precios hace imposible la medición del capital: la agregación de los medios de producción a través de sus precios es una quimera. Vale decir que los sacerdotes supremos en el templo de la teoría neoclásica, con Samuelson a la cabeza, aceptaron este resultado.
¿Qué implicaciones tiene esto para la noción de capital natural? Para empezar habría que abandonar la idea de que el capital natural es comparable a los capitales clásicos. Como hemos visto, esos capitales no pueden ser objeto de una medición unívoca en la teoría económica. Así que la idea medular de la noción de capital natural carece de sentido.
Hablar de capital natural evoca también un proceso de apropiación y mercantilización aunque los componentes de los ecosistemas no hayan sido producidos para ser vendidos en el mercado y que por eso no tengan un precio. Hoy prolifera una rama de actividad pseudo-científica que consiste en examinar cómo se le puede poner precio a todo lo que hay en la naturaleza. Es el primer paso para crear mercados en los que los ecosistemas y sus componentes serán objeto de transacciones mercantiles. Hay que recordar que la polémica sobre la teoría del capital también demostró que el mercado de capital es caótico.
La noción de capital natural no es más que una metáfora peligrosa y no responde a ningún criterio científico o a un imperativo técnico. Pero cuidado, las metáforas tienen una extraña tendencia a adquirir vida propia.
Alejandro Nadal

Señal Colombia presenta: 'Armero, lo que nos dejó el volcán'

Señal Colombia presenta: 'Armero, lo que nos dejó el volcán'

Este viernes 13 de noviembre se cumplen 30 años de una tragedia que marcó al país: la avalancha de Armero. Un suceso que aún hoy sigue afectando a los damnificados de 1985 y que Señal Colombia quiere conmemorar con su coproducción 'Armero, lo que nos dejó el volcán', documental que se presentará ese mismo día en nuestra pantalla a las 9:00 p.m.
Esta producción nos lleva por el camino de los sobrevivientes desde una perspectiva única donde los niños son protagonistas, un enfoque que está orientado a la conservación de la memoria y de la identidad, donde los pequeños descendientes de los damnificados conservan un legado cultural y buscan que Armero no desaparezca de nuevo.
Sinopsis del documental
Al cumplirse 30 años de la tragedia de Armero, Juana, Sebastián, Dana y Nelson, nietos de algunos de los sobrevivientes de la avalancha y que actualmente viven en Armero - Guayabal (uno de los municipios que acogió más sobrevivientes), aceptan la misión que su profesora les propone, indagar qué ha sucedido durante estas tres décadas posteriores a la avalancha.
Ellos emprenden un viaje que inicia en el campo santo de Armero y que luego recorre Armero Guayabal, Ibagué, Lérida, Cambao y finaliza en el nevado del Ruiz, intentando descubrir en su recorrido cuál es la herencia que todavía se conserva, cuáles han sido las luchas por reencontrar a las familias y aceptar las pérdidas, qué clase de recuerdos se tienen del entonces próspero y pujante Armero. Pero también, qué clase de acciones se vienen implementando para que esto no vuelva a suceder y qué significa para ellos estar ligados a un territorio que ya no existe.
Los protagonistas de esta historia
Juana Escobar: ella tiene 12 años, cursa el grado séptimo y vive con su mamá y su hermana de 16 años. Tienen casa propia pero no están en una buena situación económica, su padre se encuentra en Bogotá buscando trabajo. Su madre, Claudia, es extrovertida, inteligente y una gran luchadora, al igual que su hija.
Juan Sebastian Arciniegas: un niño de 11 años, más conocido en todo el colegio como "Arciniegas", que cursa séptimo grado y se caracteriza por su gran carisma e inteligencia. Vive con sus abuelos y con una hermana menor que él. Es muy seguro de sí mismo, se expresa fluidamente y narra las situaciones de forma emotiva.
Dana Ávila: una niña que tiene 11 años, cursa sexto grado y vive con su mamá, una hermanita de dos años y su padrastro. Es la más activa de los cuatro, habla y pregunta todo el tiempo sin temor y hace comentarios divertidos con respecto a todo lo que sucede a su alrededor. Dana cree que en el campo santo de Armero deben haber fantasmas.
Nelson Alcarás: él tiene 11 años y cursa séptimo grado, es compañero de Juana. Es el más calmado de los cuatro, es reflexivo y analiza todo lo que ve. Vive con su mamá, su papá y una hermana menor. Tiene mucha información sobre la tragedia y a diferencia de Dana, le gusta ir al campo santo porque lo percibe como un lugar para ir a pasear y a jugar.

martes, 10 de noviembre de 2015

¡Ni una tregua atrás!

Luis I. Sandoval M
¡Ni un paso atrás... dos adelante!
Por: Luis I. Sandoval 
Me apropio esta expresión para decir: ni una tregua atrás... dos adelante! Si ya está en marcha la tregua unilateral de las FARC-EP hace falta la del gobierno. No puede una de las partes establecer como regla válida: con sello ganó yo y con cara pierde usted. Como en la guerra, también en la paz, por supuesto en el desescalamiento, la bilateralidad es la pauta para avanzar.
Preocupante en extremo lo que informa la insurgencia en Carta y Anexo dirigidos al Frente Amplio que tiene la responsabilidad de la veeduría y seguimiento diario, hora por hora, minuto a minuto del cumplimiento de la tregua unilateral y, como es obvio, la facultad de señalar los factores accidentales sobrevinientes o perversamente puestos para afectarla.
Lo reiteran en nueva Carta dirigida ahora al Consejo Nacional de Paz: “Como lo señala el comunicado del Estado Mayor Central del 31 de octubre de 2015, consideramos en serio riesgo la tregua unilateral decretada por nuestra organización, dada la persistencia del gobierno en incrementar y escalar los operativos militares en todo el territorio nacional, contraviniendo el acuerdo firmado en la Habana de “Agilizar en La Habana y desescalar en Colombia”. Señalan “creciente militarización de todos los territorios de la geografía nacional: En Cauca, Córdoba, Chocó, Antioquia, Tolima, Nariño, Valle, Meta, Guaviare, Caquetá y Putumayo se ha venido aumentando la presencia de unidades de las Fuerzas Militares en las zonas rurales donde históricamente hemos desarrollado nuestra lucha, obligando a las unidades guerrilleras a sortear inmensas dificultades para evitar la confrontación y dar cumplimiento al Cese Unilateral de Fuegos”.
El Comunicado al que aluden, el 55 del 12 de julio “Agilizar en La Habana… Desescalar en Colombia” expresó la voluntad de las partes de bajarle decibeles a la confrontación y progresivamente ir desmontado las formas más agresivas de acción armada sobre todo las que más lesionan a la población civil inerme. Propósito aplaudido por el país y por el mundo entero.
Las Farc-Ep persisten en este gesto que todo el mundo les pedía: entidades oficiales como la Defensoría del Pueblo y entidades privadas como el CERAC de la Universidad Javeriana confirman con informes pormenorizados y serios que la insurgencia está cumpliendo. ¿Por qué el Gobierno no toma una actitud similar en reciprocidad con el diciente gesto de la contraparte?
La paz se va abriendo camino con ese tipo de trueques generosos y audaces: tregua unilateral de una y otra parte, magnífico camino para aproximar y finalmente consagrar el cese bilateral definitivo de fuegos y hostilidades. Qué bueno que éste ocurriera con ocasión de las navidades o del primer día del año, momento en que el Papa de Roma envía un mensaje de paz urbi et orbi.
Bilaterales deben ser también los pasos hacia la validación del fin del conflicto armado interno. Los proyectos de reforma constitucional y facultades al Presidente que el gobierno se empeña en sacar adelante mejor sería que, sin abandonar la iniciativa, los examinara previamente con las Farc-Ep.
Ninguna de las partes puede rezagarse mucho o adelantarse demasiado. La paz requiere acompasar el paso en todos los aspectos. Este criterio aplica también al ELN cuyo rezago afecta negativamente. El país lo demanda y lo espera con paciencia activa: clamando, exigiendo, proponiendo, movilizando, apoyando en mil formas.
Crecen las entidades vigilantes de la tregua: el fin de Semana se adhirieron al grupo de trabajo que lidera el Frente Amplio la Pastoral Social de la Iglesia Católica y la Red de Iniciativas por la Paz - Redepaz. ¡Ni una tregua atrás, dos adelante!