sábado, 16 de enero de 2016

Grandes trazos del contexto internacionales de la paz en Colombia.

 
 Luis I. Sandoval M.1
 
  
 Guerra en oriente, paz en occidente
Permanecer en Europa por unas semanas después de pasar por La Habana, en noviembre y diciembre de 2015, deja a un colombiano hablando de paz mientras Europa entra en guerra. Las páginas siguientes constituyen un testimonio de esa extraña situación. Como que el continente americano logra instaurar lógicas en materia política que al tiempo que se salen del esquema global imperante, se constituyen en un referente para el quehacer de movimientos alternativos en países del viejo mundo.
En este continente se produce el restablecimiento de relaciones Estados Unidos – Cuba mediante el ejercicio del diálogo y contando con los buenos oficios del Vaticano bajo la inspiración del Papa Francisco, en la capital de Cuba se llevan a cabo con éxito las conversaciones de paz entre el gobierno de Colombia y las Farc-Ep, mientras Europa estremecida por la inmigración masiva y por atentados sin nombre declara la guerra al Estado Islámico con un ardor que no se veía desde el horrendo tiempo de la II Guerra Mundial.
El viejo mundo adelanta una diplomacia en función de la guerra, el nuevo mundo, Colombia en particular, adelanta una diplomacia para asumir los retos de una paz cercana. Importa ubicar a la segunda – la diplomacia colombiana por la paz, la que adelantan actores de sociedad civil – en el contexto europeo y global de hoy. Las líneas siguientes no tienen una pretensión de análisis en profundidad sino que tan solo se proponen presentar una aproximación a grandes trazos del contexto internacional y de la cooperación internacional a la paz de Colombia2.
Europa se estremece
El viejo mundo occidental ha sufrido un rudo golpe con los atentados de Paris, ocurridos en la noche del viernes 13 de noviembre, que arrojan la espantable cifra de 129 muertos y casi tres centenares y medio de heridos.
Los atentados se producen cuando Francia participa activamente en los bombardeos a territorios dominados por el Estado Islámico. La prensa francesa y mundial ocultan la lógica perversa de estos hechos. Si Francia ataca con los aviones que representan supuestamente el orden internacional legítimo, el Estado Islámico responde en el corazón de París con balas, explosivos y un arrojo suicida.
Ninguna forma de terror es tolerable racionalmente pero nadie puede negarse a ver la relación que hay entre un hecho de agresión armada convencional y el hecho de una acción armada terrorista, uno y otro de naturaleza incuestionablemente política.
Francia toma un camino equivocado cuando su Presidente declara que el país está en guerra y que será implacable con los terroristas o países que los apoyan. El mismo error del presidente norteamericano Bush (hijo) con ocasión del ataque a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001.
Las medidas que se toman atañen a los efectos no a las causas del problema. De momento se cierran fronteras, se extreman los controles, se hacen allanamientos sin orden judicial, se militarizan los espacios públicos, se decreta el estado de excepción. Necesario, quizá. Son acciones que producen en la gente la impresión de que las autoridades están preocupadas y son diligentes y que la vida diaria puede seguir porque los riesgos están conjurados.
Pero el problema no está allí, está en la estructura de las relaciones internacionales, en la realidad de un mundo donde unos países y bloques de países se imponen a otros por codicia en relación con sus recursos o por prejuicios en relación con su cultura. La cadena despótica, excluyente y depredadora, pasa, en la crisis civilizatoria que se vive, por la familia, la empresa, el Estado burocrático, las instituciones supranacionales y la relación hombre naturaleza.
Francia dice ser, seguir siendo, el país de la libertad, la igualdad y la fraternidad. El hecho es, sin embargo, que hoy es uno de los países donde mayor estridencia ha ganado la xenofobia. No, la fraternidad no es una característica predicable del mundo actual como lo explica agudamente Antoni Domenech en su reciente obra “El Eclipse de la Fraternidad”.
El viejo mundo quiere blindarse contra la inmigración en medio de la recesión. Cataluña quiere no formar parte de España para disfrutar ella sola de su mayor riqueza. Las exclusiones se inspiran todas en egoísmos colectivos sobredimensionados.
Los atentados y la inmigración masiva, los dos hechos que estremecen hoy a Europa, en el fondo, me atrevo a sospecharlo, van en el mismo sentido. Los capitales voraces y las tecnologías avanzadas de la información globalizaron el mundo, pero las personas no están globalizadas, no gozan de la misma libertad de circulación que capital e información, no se reconoce a todos, hombres y mujeres, ciudadanía y posibilidades plenas de disfrute de derechos donde quiera que vayan. Las fronteras de los países están estorbando en el mundo de hoy.
Lo había dicho Saramago: “El desplazamiento del sur al norte es inevitable: no valdrán alambradas, muros ni deportaciones, vendrán por millones, Europa será conquistada por los hambrientos. Vienen buscando lo que les robamos. No hay retorno porque ellos vienen de una hambruna de siglos y vienen rastreando el olor de la pitanza. El reparto está cada vez más cerca. Las trompetas han empezado a sonar. El odio está servido y necesitaremos políticos que sepan estar a la altura de las circunstancias”.
Diplomacias de paz
Vicenc Fisas, catalán, Doctor en Estudios de Paz de la Universidad de Bradford, es cada día más conocido en Colombia. Su trabajo se proyecta desde la Escola de Cultura de Pau de la Universidad Autónoma de Barcelona. El Profesor Fisas estuvo una vez más en Bogotá el 9 de noviembre para lanzar su nuevo libro Diplomacias de Paz.
Este texto, como en general los que salen de la mano de Fisas y su equipo, tiene la característica de ser una sistematización de su amplia experiencia y estudio permanente. Desde 2006 publica el Anuario de Procesos de Paz en el mundo. Allí describe, analiza y resalta los elementos de mayor valor de cada proceso ubicando con precisión el contexto correspondiente.
Su método de experiencias comparadas le permite mostrar lo singular y lo común en cada caso y así van saliendo a flote las constantes más regulares. Diplomacias de Paz – negociar en conflictos armados - es un fruto excelente de este método. Un vistazo al contenido basta para percatarse de la pertinencia y utilidad del trabajo de cara al proceso que se cumple en Colombia:
I. Los conflictos armados en el mundo de hoy. II. Cuando los guerreros visualizan la paz. III. Diseño y arquitectura de procesos de paz: lecciones aprendidas tras las crisis. IV. Roles en un proceso de paz. V. Diplomacias alternativas. VI. Anexos y Webs de interés.
“El tercer capítulo, basado en la experiencia, la observación y la reflexión del autor, apunta a posibles diseños y arquitecturas para poner en marcha y mantener en pie un proceso de paz, en el que habrán de intervenir muchas personas o instituciones jugando roles diferentes y complementarios, tema tratado en el capítulo cuarto, y haciendo también uso de la imaginación y de actos simples que, bajo la denominación de “diplomacias alternativas”, si son realizadas con estrategia, potenciarán las habilidades más tradicionales de la diplomacia”, se lee en la introducción.
Enfocado en el tema de las diplomacias alternativas en contextos de conflicto, Fisas plantea en general que “En cualquiera de las etapas de los procesos de paz (contactos exploratorios, primeros diálogos informales, negociación formal, acuerdo de paz, cumplimiento de los acuerdos), en negociaciones en contextos de crisis sociopolítica, existen una serie de actuaciones que son propias de la diplomacia convencional y oficial, pero que con frecuencia van acompañadas de iniciativas de muy diverso tipo, casi siempre imaginativas, en las que también suelen intervenir otros actores no oficiales. Aunque están relacionadas con la “multi-track diplomacy”, quizá sea más apropiado llamarlas “diplomacias alternativas”, que con frecuencia son medidas de confianza (CBM), y que ayudan a que el proceso funcione mejor, e incluso permiten desbloquear algunas negociaciones difíciles”.
En Colombia el proceso de paz se ha estado desenvolviendo con un creciente desarrollo de la diplomacia de paz. Sin embargo no puede quedarse solo a nivel de lo que hace el Estado y procuran las insurgencias. Es preciso que los diferentes actores de sociedad civil y política, mejor, la articulación de ellos, desarrolle su propia iniciativa en este estratégico campo.
Países y bloques de países vienen designando delegados especiales para la Paz de Colombia: Noruega, Cuba, Venezuela, Chile, USA, Alemania, Uruguay, UNASUR, Unión Europea, ONU. La sociedad Colombiana: Iglesias, Sindicatos, Universidades, partidos, movimientos, etnias, parlamentarios, Iniciativas de Paz, Redepaz en particular, Consejo Nacional de Paz, están proyectando relaciones internas y externas con el sentido de las “diplomacias alternativas” de que habla Fisas.
El monitoreo en terreno del cese el fuego unilateral y bilateral demanda el concurso de autorizados actores externos, mientras la implementación de acuerdos en regiones y territorios necesita proyectos de hermanamiento internacional.
París: miles de zapatos por justicia ambiental
La Ciudad Luz en pleno duelo por el N13 acoge la COP21 no obstante el Estado de Urgencia vigente que incluye la prohibición de manifestaciones. Precipitadamente Francia se lanza a la guerra contra el Estado Islámico, mientras lentamente ella misma y el mundo organizan la batalla común contra el cambio climático.
Los hechos se acumulan y las perspectivas se cruzan. Las declaraciones se producen aquí y allá en un mundo que no ha tomado todavía la decisión de ser razonable. Hay que hacer un esfuerzo para ver más allá de lo obvio y de las lógicas de superficie. Está en riesgo la convivencia global y la vida global. Todos, hombres y mujeres en la casa de todos, el planeta, estamos en riesgo.
Por eso el sábado 28 y el domingo 29 de noviembre en París y en muchos otros lugares del mundo la presencia en la calle fue por un clima de paz, paz frente a todo tipo de acción violenta: en Saint Denis, Siria o San Bernardino. Paz frente a la bomba de tiempo del cambio climático.
La crisis civilizatoria hay que afrontarla en todos los aspectos: ambientales, culturales, sociales, políticos y económicos.
La Cumbre de París sobre el Cambio Climático, COP21, convocada por Naciones Unidas, 29 de noviembre a 11 de diciembre, se centra en lograr un acuerdo global, obligatorio o no, pero verdaderamente eficaz, sobre la reducción del efecto invernadero, entre 195 países participantes, para los próximos 15 años.
Se trata, con la alta vocería de jefes de Estado y ministros, de clarificar el camino, las políticas, los recursos, para reducir a dos grados, o menos, el calentamiento global en 2030.
El sistema mundo capitalista quiere soluciones manteniendo, sin embargo, el tipo y tasa de crecimiento, aun escalándolos, cuando el origen del problema está en las formas depredadoras de producir y de consumir hoy dominantes. Por ello es, sin duda, absolutamente justa la consigna: ¡Cambiar el sistema no solo el clima!
Una sociedad civil activa y militante se ha impuesto la tarea de hacer conciencia sobre la dimensión del reto.
Por ello el 21 de septiembre de 2014 millones se movilizaron por energías limpias y renovables y ahora en París (diciembre 29 de 2015) miles formaron una cadena humana entre las plazas de Nación y República y muchos miles de zapatos, entre ellos los del papa Francisco, fueron colocados en el piso para simbolizar la voluntad de incidir en la COP21 que sesiona blindada en Le Bourget. Todas las acciones emprendidas por ciudadanos y ciudadanas en muchas partes del mundo son reproducidas en grandes pantallas en el recinto de la Cumbre para que quienes toman decisiones vean y sientan y entiendan lo que quiere la gente: vida, paz, justicia climática.
El fin de semana se informó que ya existe un borrador de 22 páginas y 21 más que contienen recomendaciones y enmiendas, pero aún está lejos un acuerdo. El borrador deja en el aire los grandes temas en discusión: financiación y responsabilidades de cada país. El pacto global deberá aprobarse el viernes 11 de diciembre.
El Papa ha hecho un llamado a avanzar y comprometerse seriamente, mil alcaldes de igual número de ciudades en el mundo, entre ellos Gustavo Petro, alcalde de Bogotá, han hecho presencia en París para significar su compromiso y presionar los cambios a nivel de gobiernos y Estados.
La paz de Colombia que se inscribe en la agenda global no puede dejar de incluir la bandera de lucha contra el cambio climático, la justicia ambiental forma parte de la justicia social como proyecto de paz de la sociedad.
Yo estuve en La Habana y en Europa…
Yo estuve en… fue una expresión empleada por El Espectador (diciembre 27) para presentar hechos notables ocurridos durante el año que expiró.
Me tomo la libertad de utilizarla para titular este relato. Yo estuve en un periplo por la paz en noviembre y parte de diciembre de 2015. Dando desarrollo a la idea de diplomacia por la paz desde un espacio de sociedad civil como es la Red de Iniciativas por la Paz (Redepaz) visité La Habana, Madrid, Valencia, Barcelona, Ginebra, Berlín, Amsterdam, Bruselas y París.
Dado que la construcción de paz requiere el concurso de sociedades y gobiernos amigos en todos los continentes y de organismos supranacionales corresponde a todos los actores de paz en Colombia desplegar una acción propia de diplomacia por la paz. Ella no es atribución exclusiva del gobierno, el cual, por supuesto, es el primero en adelantarla y con él, sin detrimento de la autonomía social, es preciso coordinar lo necesario.
Fundamento y líneas de acción de esta tarea se encuentran en la reciente obra del Profesor catalán Vicens Fisas –Diplomacias de Paz- reseñada en esta columna (noviembre 24).
Después de la II Guerra Mundial todos los procesos de paz cumplidos entre fuerzas enfrentadas al interior de los países han contado con intensa y decisiva participación de la comunidad internacional. Se requiere para facilitar la superación del enfrentamiento y, una vez logrado este primer objetivo, para la etapa pos acuerdo, o transición, que tiene el reto enorme de llenar la vida social de condiciones de no repetición atacando los factores de distinta índole generadores del enfrentamiento.
Antes de ir al Viejo Mundo era importante pasar por La Habana para tener impresiones propias sobre la marcha de la mesa Gobierno-Farc y la proximidad o lejanía de la paz. La constatación no pudo ser más alentadora. El equipo del gobierno y el de la guerrilla, contactados en vivo y en directo, producen la positiva impresión de estar seriamente dedicados a darle contenido y viabilidad en corto plazo a un acuerdo sólido de terminación del conflicto armado interno. El acuerdo final podría firmarse el 23 de marzo como se ha anunciado o en fecha muy cercana a esta. Algunos imprevistos han surgido y otros podrían surgir.
Si por este esmerado trabajo la Revista Semana dedicó carátula a Humberto de La Calle y a Sergio Jaramillo, ejes del equipo gubernamental, justo hubiera sido incluir a dos guerrilleros, integrantes principales del equipo insurgente. No se entiende el buen desempeño de una de las partes sin el concurso de la otra. En la guerra y en la paz todo es bilateral, no obstante la realidad asimétrica de la confrontación.
La guerrilla quiere hacer política sin armas, cumplidos los requerimientos del acuerdo sobre justicia, sin incurrir en impunidad. La sociedad tiene que ser plenamente comprensiva de esta aspiración, asunto que deriva del carácter político reconocido a la insurgencia. Ahí está la pepa de la paz. Si este nudo no se desata temprana y adecuadamente no habrá paz.
Los exguerrilleros vienen a organizar un movimiento político, a hacer coaliciones, a criticar y a proponer, a exigir el cumplimiento de los acuerdos, a buscar votos para ser gobierno en los diferentes niveles territoriales. Eso expresaron con claridad y determinación Pablo Catatumbo, Victoria Sandino, Benkos Biojó, Rodrigo Granda, Marco Calarca y Pastor Alape. Esta voluntad, abrigó la esperanza, es lo razonable, contribuirá eficazmente al gran frente político alternativo que necesita Colombia siguiendo el ejemplo de otros países en América Latina. Elemental firmar la paz con la aspiración de ser gobierno, otra cosa es disponer de una estrategia que la haga posible. Continúa…
Yo estuve en la COP 21…
Existe en Europa una enorme disposición a cooperar en la construcción de la paz en nuestro país. Necesitamos sumar esas competencias y recursos a los esfuerzos propios.
Se advierte una gama amplia de posibilidades desde apoyo para la verificación del cese bilateral de fuegos hasta la reconstrucción integral de territorios a la manera de Plan Marshall, pasando por reconversión profesional de guerrilleros y potenciamiento de política pública y acciones de sociedad orientadas a la reparación integral, individual y colectiva, de millones de víctimas. La modalidad del hermanamiento entre ciudades, regiones, universidades, ONG, resurge como una forma de concretar la cooperación a la construcción de paz.
Tal cooperación tiene para canalizarse distintas y complementarias vías institucionales y societales. La cooperación de la comunidad internacional a la paz requiere iniciativas propias de sociedad. El acceso a los fondos creados por el gobierno y la creación de un fondo especial para proyectos territoriales de paz que adelantan comunidades, iniciativas, redes, programas, plataformas, alianzas y pactos por la construcción de paz sustantiva, estable y duradera, son necesarios.
El apoyo directo a comunidades y actores civiles de paz beneficiará ampliamente la organización, participación y movilización indispensables y urgentes para el éxito de los programas públicos en la transición. Sin sociedad organizada y movilizada no se realizarán los programas y reformas más indispensables. Es preciso superar en los ambientes gubernamentales, empresariales y políticos, el temor a la participación autónoma de la gente.
Colombianos y colombianas en el exterior, muchos exiliados políticos, también quieren participar en la construcción de la paz, unos desde los lugares donde están, otros retornando a la tierra de sus afectos con la experticia que han adquirido en duros y largos años de estudio y trabajo. Esta dilatada diáspora tiene, sin duda, un papel que cumplir al momento de dar por terminado el conflicto armado interno.
Europa estremecida por extremismos de distinto tipo y por la inmigración masiva política y económica del oriente próximo y de África, paradójicamente cuando ella misma se embarca en una guerra incierta contra el Estado Islámico, se dispone a apoyar la paz de Colombia. Complejo panorama. Un contexto europeo y global de crisis civilizatoria y cambio de época constituye el trasfondo de la transición colombiana de la guerra a la paz.
En el sur caribeño y amazónico los actores de paz y de cambio nos inscribimos en la agenda global emancipatoria que adquirió nueva fuerza con ocasión de la Cumbre del Clima –COP21- realizada en París entre noviembre 29 y diciembre 12 de 2015. Esta cita de gobiernos y pueblos a nivel planetario, en algunas de cuyas actividades tuve ocasión de participar, estableció claramente que el combate al cambio climático producido por excesos humanos es parte del proyecto de paz con justicia social, dentro de la cual, para que sea completa y auténtica, no puede faltar la justicia ambiental. “Por un clima de paz: dejad el petróleo en el suelo” gritó una multitud cosmopolita en las históricas plazas de Nación y República y a lo largo del Bulevar Voltaire de la Ciudad Luz.
Estuve durante 2015 estrechamente vinculado a algunos de los acontecimientos nacionales e internacionales que generaron esperanza sobre la epifanía de paz en 2016. El periplo de paz por La Habana y ciudades europeas fue una experiencia especialmente aleccionadora por las circunstancias que se vivieron en el mes de noviembre y diciembre con epicentro en París. En este contexto la paz no llegará por inercia sino como fruto de compromiso y lucha de un movimiento social que teje la paz con mano ciudadana en Colombia y en el mundo entero.
1 Presidente Colegiado de la Red de Iniciativas por la Paz – Redepaz, Coordinador del Centro de Estudios Democracia HOY, Integrante del Consejo Nacional de Paz, columnista de El Espectador.
2 El presente texto retoma elementos de mis columnas en el diario El Espectador de noviembre 16 y 24, diciembre 7, ene 5 y 12.
Edición 478 – Semana del 15 al 21 de Enero de 2016

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