domingo, 3 de mayo de 2015

Colombia ¿De cuál paz habla señor Santos?

Colombia ¿De cuál paz habla señor Santos?


Por: Matilde E Trujillo Uribe Abril 2015 I
Colombia ¿De cuál paz habla señor Santos?
O la fabula del farsante y la paloma ultrajada

¿De qué paz habla señor Santos? Eso me he preguntado cuando veo los horrores que usted y el gobierno que preside asestan sobre el pueblo. Una profanación de todos los derechos, un entramado de poder y sometimiento, un simulacro de democracia con la muerte cabalgando. Hace tres meses y 23 días que inició este año y en tan poco tiempo, los hechos generados desde su poder y el de los de su clase espantan. En líneas posteriores me referiré a algunos. Continúan la brutal política de exterminio, saqueo, despojo, entrega del país a las multinacionales(1). Ustedes entregan nuestro país como si fuera su propiedad privada. Esas son, entre otras, las “gracias” de su clase, para las terribles desagracias del pueblo. No es diferente de lo que viene sucediendo con los sucesivos gobiernos de turno desde el Frente Nacional, a no ser por el incremento del sistema de la codicia(2).

Juzgará usted, aunque su juicio signado por intereses USA no debe ser muy ecuánime. Entonces juzgaran los lectores. Señor presidente Juan Manuel Santos, usted ha ultrajado y resquebrajado la paz, sin dejar lugar ni rincón alguno del país sin esa huella de humillación y barbarie propia de su clase contra los humildes. Ustedes han impuesto una guerra desplazando, masacrando, reprimiendo, asesinando, encarcelando, empobreciendo, desapareciendo a campesinos indígenas, trabajadores, obreros, desempleados, estudiantes, sindicalistas… y más de los nadies, como diría el gran Galeano. Guerra que indolentes disimulan con sonrisas de cartón, trajes de corbata y discursos de bufones.

Pero usted habla de paz con ufano en todos los escenarios -hace poco se regodeaba en la Cumbre de la Américas-. La paz es para usted ese falso ropaje con que se viene cubriendo desde que empezaron las llamadas conversaciones con los insurgentes. A esa paz que usted pronuncia, contraria a los hechos, hemos de emplazarla y combatirla hasta enterrarla y le pondremos una cruz de carretera, como las que se ven camino a Buenaventura de terrible desventura. Inicio con algunos de esos hechos de la carnicera paz que alienta a su encumbrada clase.
Hechos escabrosos: cuerpos desmembrados, desfigurados, torturados. Las “casas de pique” paramilitares: carnicería humana que muestra la demencia paramilitar y el anticomunismo que le han infundido en sus entrañas los formadores militares. ¿Cómo es posible que un país mantenga tal grado de horror? Cómo se incuba y desarrolla? Usted anunció hace más de un año ante la opinión pública que tomaría cartas en el asunto… no es para menos, ¡es un imperativo, una exigencia, una obligación suya como presidente! Pero… ¿Qué ha hecho usted?, militarizó a Colombia. Y parecería una paradoja que con toda esa fuerza militar siga viva la tragedia; si no se supiera que el paramilitarismo está preconizado en los mismos militares. Usted adelanta la Alianza Pacifico -OTAN-, su Master Plan 2050, los megaproyectos de ampliación portuaria, la explotación minera, la nueva zona industrial que ubicarán en los que antaño fueron los barrios que le arrasaron a la población nativa. En Buenaventura bulle la caldera del diablo: desapariciones, masacres, despojo, destierro y desplazamiento. Expulsan con toda barbarie a sus habitantes para sus planes pro-imperialistas. O ¿qué podemos deducir señor Santos?

en la Guajira, donde el mar ha de estar rugiendo de dolor, los indígenas Wayúu están muriendo de hambre y sed, porque el río madre del que se proveían, su rio ancestral fue represado y su agua privatizada para la explotación de la mina de carbón (a cielo abierto) más grande del mundo. Por efecto de ello y de las condiciones deplorables de descuido y abandono, los niños están muriendo de inanición, las mujeres de dolor, los hombres de desolación, los viejos de tristeza. ¿Es otro hecho de paz señor Santos? Éstala mayor etnia indígena de Colombia, atacada por su gobierno que entrega, y respalda, no a su pueblo, sino a las multinacionales que saquean el país. 
Otro suceso reciente que reitera la indolencia de su paz y la de su clase, acaeció en el norte de Antioquia: las Empresas Públicas de Medellín y la policía de la que ustedes tanto se vanaglorian, procedieron a desalojar niños, viejos, mujeres y hombres que habitaban ancestralmente las riberas del cañón del río. Comunidades que encontraban su sustento a través del barequeo, la pesca y la agricultura tradicional respondiendo a sus necesidades de subsistenciaLa inspectora ordena desocupar el lugar en tres horas, el escuadrón móvil antidisturbios -ESMAD, ese aparato de guerra represión y muerte que ustedes tienen para acallar marchas, protestas, huelgas, los cerca intimidándolos y afrentándolos. Como consecuencia, más de 81 personas se ven obligadas a desplazarse (3). ¿Se ensañan contra los desposeídos para beneficiar sus arcas?
¡Represión!. Ese es el tratamiento con que usted y su gobierno ultrajó también a los humildes corteros de caña que tuvieron que acudir a la huelga para defender sus derechos. “A las 5 de la mañana… , un nutrido contingente del ESMAD atacó con fuerza brutal a más de 500 corteros de caña del Ingenio Risaralda”. “Los agarraron dormidos y les cayeron con palos y toletes. Hasta les quitaron sus machetes y comenzaron a arremeter contra ellos "Los molieron a golpes y les dispararon a quemarropa las bombas lacrimógenas” Sin palabras, qué podemos pensar, sino que su apellido debería  aludir a los mil demonios (4).
Y en el norte del Norte del Cauca, la población indígena, dado el incumplimiento del Estado –devolverles las tierras-, se vieron impelidos a la Minga de Liberación de la Madre Tierra. Procedieron a tomar las tierras que les habían sido despojadas, ¿que hizo usted? su gobierno reitera la violenta agresión mediante su aparato de terror el ESMADgases lacrimógenos recalzados, artefactos no convencionales y armas de fuego El resultado:  niños, mujeres y hombres heridos. No habrían pasado sino escasos dos meses, cuando les asesinan 6 comuneros indígenas, la masacre (5)  fue silenciada por los medios (mientras hacían alharaca por los 11 soldados muertos, hecho simultáneo, al que luego me referiré). Los asesinatos de los 6 comuneros son aquellos tan característicos de la connivencia de paramilitares y ejército. Se ceban contra los humildes, pues no hemos visto que tal atrocidad suceda a quienes hacen parte de su clase.  
En las regiones del Meta, del Cesar, del Magdalena, así como la del Magdalena Medio, qué mejor testimonio que el de la delegación Asturiana de Verificación de los Derechos Humanos que estuvo este año en el país realizando esta observancia (6). Extraeré algunos apartes: “se han incrementado los montajes judiciales y las detenciones masivas como método de retaliación contra quienes se niegan a cooperar con el ejército, usando como prueba el testimonio de desmovilizados, o datos aportados por las tropas que no llegan ni a ser constitutivos de indicio de actividades ilícitas. Las detenciones masivas también se están produciendo contra opositores de los proyectos mineros y energéticos. Un plan sistemático contra Marcha Patriótica y Congreso de los Pueblos, y sus organizaciones integrantes en las regiones, lo que resulta muy preocupante por antecedente de exterminio de la UP” “Persiste la práctica ilegal del ejército de realizar redadas para forzar el reclutamiento de jóvenes campesinos…, ” Las empresas transnacionales están ocupando enormes territorios generando graves conflictos…, y se van erigiendo en una suerte de “estados dentro del Estado”. Violan con impunidad normas laborales, ambientales y tributarias e imponen a la población restricciones de movilidad como ocurre con Pacific Rubiales, que traslada a las comunidades su “crisis” aumentando pobreza, desempleo, además de represión y destrucción ambiental histórica o las multinacionales del carbón (Drummond, Goldman Sachs, Cerrejón-Glencore-BHP y otras) en el Cesar”. ¿Esa es su carnicera paz señor Santos?. Podría  recorrer con estas líneas todo el territorio nacional  y el cuadro se repite.
Y nuevamente la paz ultrajada con la ley de restitución de tierras de su gobierno, otra farsa para quienes buscan justicia. No, no sirve. Tal es el caso de los pequeños mineros del sur de Bolívar a los que se les despojó del territorio en que vivían y trabajaban. Su pertinaz lucha durante 11 años termina flotando entre aire nauseabundo y olor de los derechos deshechos (7). O la de aquellos que emprendieron marcha para recuperar las parcelas que les fueron arrebatadas 15 años atrás con trampas, agresión y presiones. Me recuerda esa canción “lamento Borincano”que poco o nada sentirán los de su oligárquica clase. En Urabá hombres y mujeres, niños y viejos salen por la trocha, piensan remediar su situación, consignas alegres al paso de su andar, sus pancartas dicen, “tierra y paz”, al llegar se encuentran con la cruda realidad; y como el “jibarito”, tristes vuelven a la orilla de la carretera (8).  
Señor presidente Santos, es evidente que la paz de su gobierno tiene el sello de las élites corruptas y fariseas; es evidente que la paz concebida desde la riqueza y los privilegios, desde los que favorecen el gran capital, desde los que detentan el poder, es contraria y opuesta de cómo la concibe, la siente y la vive el pueblo. Y así lo expresó el pueblo con vehemencia en la marcha del 9 de abrilEn ella la paz emergía como un animal herido con sed de justicia social, de equidad, de democracia, de soberanía, una paz concebida como la realización plena de los derechos todos, salud, educación alimento, techo, la vida, el derecho a la tierra y al territorio. Ustedes han mancillado los derechos del pueblo con las espinas venenosas del su mal nacido poder.
¡Qué brutalidad! heridos, muertos y encarcelados por luchar por sus derechos, víctimas en los campos y ciudades, ¡incluso los que no estaban armados!, que no estaban combatiendo y no brotaron por efecto del conflicto o enfrentamiento armado de su clase con la insurgencia. Pero tiene usted el cinismo a flor de piel, culpar a otros del desangre y la impiedad en que se viene debatiendo el pueblo colombiano. No señor Santos. ¡Asuman su responsabilidad!, esto no es nuevo ni excepcional, no son hechos aislados. Escuché decir y lo comparto, que la responsabilidad de una guerra, incumbe, en primer lugar, a los que la provocan, entonces y no precisamente son responsables quienes se indignan y la emplazan o quienes con el supremo derecho a la rebelión la enfrentan.
Yo creo señor Santos, quizás por aferrarme a la esperanza, que usted es incoherente, ¿o acaso son las pericias de un jugador de póker? ¿Que se pretenda la paz haciendo la guerra? eso y nada es lo mismo. Por el Cese Bilateral del fuego se pronuncian diversas organizaciones sociales, políticas, ambientales, nacionales e internacionales. Fue también una consigna aireada en la marcha del 9 de abril. También que abra los diálogos con toda la insurgencia, el Ejercito de Liberación Nacional y el Ejército Popular de Liberación, ¿pues como se entiende una partición de esta forma? Se les pide, se le ruega, ¡se le exige que cesen los operativos militares, los brutales bombardeos que todo destruyen!, ¡que cese el desangre!, que esta apuesta no sea unilateral. Recuerdo que un aparte del informe de la delegación de Paz de la insurgencia, decía que en el marco del cese unilateral “el ejército está realizando operaciones ofensivas contra las insurgencias, dándose casos de ejecuciones de guerrilleros que estaban heridos y, por tanto, fuera de combate”. A mi juicio, esos asesinatos son más que cobardía, eso es otra muestra de los viles métodos con que los militares enfrentan al adversario. 
Y ello trae a colación lo ocurrido recientemente en el norte del Cauca en que perdieron la vida 11 soldados. Personas también del pueblo que ustedes toman como carne de cañón. Porque no hemos visto que los de la oligarquía pongan su pechito, ni manden a sus hijos a tal exabrupto. Dice el ejército que fueron atacados como si fueran mansas palomas, que se metieron allí “buscando proteger a la población civil para enfrentar a los grupos criminales que delinquen allí”, son palabras del General Valencia, no mías. Cuando lo que hicieron los militares fue violar el DIH al instalar sus casernas en medio de la población civil, poniéndola así en riesgo. Luego en sus medios exacerban y deforman los hechos para hacer una propaganda contra los diálogos. La desfachatez es que poco dijeron, cuando su ejército aprovechando la tregua unilateral de las FARC EP mató al menos 20 guerrilleros en Nariño *(9) ¿Es que la vida vale según su criterio? y “la vida no vale nada si ignoro que el asesino cogió por otro camino y prepara otra celada”.*(10)  ¿No pretenderán que al meterse en terreno del adversario con armas y equipaje militar, ejercer operativos militares en todo el país, y en razón de que la otra parte esté en tregua, éstos se queden quietos esperando que los maten?  ¿Y acaso debemos acogernos sin chistar a su versión? Yo he visto cómo mienten una y otra vez: ¿es que hemos de hacer caso omiso de la versión de la otra parte de la contienda? 
En las ciudades señor Santos, también sentimos la paz ultrajada, herida, casi sin respiro, sumida y subsumida en el modelo neoliberal que ustedes, las élites con olor a azufre, implementan. Esa injusticia que usted, tan de gran linaje, descendiente de quienes han manejado el país, no quiere que se toque. Fue de lo primerito que en los diálogos en la Habana dejaron sentado. Y qué ironía, los “malos” según ustedes abogando por los anhelos populares y ustedes los “buenos” poniéndoles coto. Ustedes henchidos de riqueza decidiendo los destinos del pueblo con acido muriático. En las ciudades no es más que ver niños y viejos tirados en la calles buscando en las basuras un mendrugo de pan, para ustedes son invisibles, los naides no interesan. Que los trabajadores tengan salarios de hambre qué les importa, si son ustedes los que han decidido que ganen al mes lo que ustedes se gastan en una noche de farra y diversión, la tal tercerización para cortarle sus derechos. El pueblo hacinado como animales cercados en los cordones de pobreza y miseria, mientras ustedes en lujosas mansiones se apropian de la ciudad privatizando hasta las calles y los arboles y las flores. La salud y la educación como negocios de alta corrupción. Largo capítulo implicaría referir cómo se expresa la paz en las ciudades con el sello de la ponzoña oligárquica. Mas no puedo omitir, así sea en cortos reglones, el incremento de las amenazas a líderes, activistas sociales, defensores de DDHH, organizaciones sociales. Los asesinatos selectivos como el que entrando el año se infringió sobre el dirigente del Congreso de los Pueblos (11). Y como si poco fuera se le suma el incumplimiento de todo y cualquier acuerdo con los sectores populares, la impunidad más atroz, los terribles campos de concentración y tortura, las cárceles de toda impiedad con el putrefacto poder que ustedes derraman (12) .
Señor Santos, entenderá por qué no puedo despedirme con mis mejores deseos para usted y  los de su clase. Me empeño en creer que un día desaparecerán de la faz de la tierra y que el pueblo vencerá para vivir un nuevo amanecer. Ustedes han impuesto la guerra y el pueblo impondrá la Paz.

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