sábado, 11 de abril de 2015

La Gran Marcha

La Gran Marcha
Luis I. Sandoval M.

Lo ocurrido en las calles de las principales ciudades de Colombia el pasado 9 de abril es señal clara de que las clases subalternas del país están comenzando la gran marcha hacia su integración y hacia el poder. La paz por la cual se lucha no va a moldearse en la Urbanidad de Carreño, la historia que viene tras los acuerdos para terminar el conflicto armado es la de una inmensa, multicolor, multipropósito, multiforme movilización de los de abajo para disputar a los de arriba riqueza y poder.
La marcha del jueves, la que mantienen indígenas en el Cauca hace meses, las que ocurrieron en 2013 – las mayores de los últimos 38 años (Cinep) – las que vendrán, pueden asimilarse a las que realizó el movimiento negro de los Estados Unidos por libertades civiles con el liderazgo de Martin Luther King, las que protagonizó Solidaridad en Polonia con el Liderazgo de Walesa, las que adelantó el movimiento sindical brasilero con el liderazgo de Lula da Silva, o las que desarrolló el movimiento indígena en Bolivia con el Liderazgo de Evo Morales.  
Establezco estas referencias para denotar que la multitud en la calle es un fenómeno de alcance político, no un simple desfile para lograr una foto en la primera página de los periódicos. En este caso ese carácter aparece mucho más claro por cuanto se trata de terminar una guerra autodestructiva que tenía punto de partida pero no punto de llegada. Los jóvenes rebeldes lo dicen bellamente: “le declaramos la paz a la guerra”.
No hay que asustarse, pero sí prepararse para lo que viene. Los cambios se harán echando mano de todos los recursos del juego democrático. El grandioso movimiento que está despuntando asume la paz como proyecto de país: paz con más libertad, más riqueza, más justicia, más democracia,  más dignidad. Colombia en medio de la guerra no ha dejado de ser una democracia, pero democracia estrecha y maltrecha, en realidad una caricatura de democracia, porque no es lo mismo la democracia en guerra que la democracia en paz.
Esta marcha fue una construcción política entre el liderazgo de Gustavo Petro, el dirigente con mayor capacidad de innovación política en el país según calificados analistas, y las plataformas ciudadanas de acción por la paz que son verdaderos movimientos sociopolíticos, es decir, embriones de poder nuevo que no se vierten en los viejos odres de las formas partidarias porque éstas no dan la medida de la imaginación, la audacia y la capacidad que requiere la transición.
El país ya las distingue y en los días que vienen oirá hablar más de ellas porque están en plan de construir una gran convergencia para afrontar la tarea de construcción de paz. Frente Amplio por la Paz, Clamor Social por la Paz y Cumbre Agraria, Campesina, Étnica y Popular articuladas, no solo yuxtapuestas, estarán al frente de la gran marcha histórica del pueblo colombiano.  
Este movimiento tiene de por sí un carácter constituyente porque a través de él se está constituyendo el sujeto plural que aglutina y da sentido a todas las resistencias a la guerra, a la economía depredadora de pueblos y naturaleza, y a la política deformada y corrupta instalada por todas partes. Ese sujeto, portador de un proyecto de país, segunda independencia, república social, propondrá en algún momento un nuevo pacto fundante. Entonces, quizá siendo gobierno, estará seguro de su hegemonía política y cultural y podrá realizar victoriosamente una nueva constituyente. Colombia está entrando como América Latina, como los países Árabes, como Europa, en la democracias de masas hacia un nuevo orden.
@luisisandoval


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