QUIÉNES
NACIMOS EN LA GUERRA, CONSTRUIMOS PAZ.
Colombia tiene la esperanza de
una salida política al conflicto social y armado, ésta se evidencia en el
torrente de la movilización social y popular. En este contexto las y los
jóvenes convocamos a todas y todos quienes soñamos con un país justo y en paz,
a unirnos para: protestar y exigir cesar
la guerra; disponernos a la construcción de paz; y demandar las profundas transformaciones
económicas, culturales, sociales y políticas necesarias, para hacer frente
a la desigualdad social y a las
injusticias, porque deseamos tener un presente libre de todo tipo de
violencias, en lo privado y en lo publico para ésta, la generación de la paz.
La paz democrática, estable y
duradera será el resultado de la más amplia unidad, forjada a partir de la
alegría, conciencia e irreverencia propia de los y las jóvenes, enarbolando la
bandera de la unidad y la articulación, como lo hicieran en algún momento la
juventud del Manifiesto de Córdoba, o
aquellos valientes jóvenes que salieron
a denunciar la ignominia frente a las
masacres perpetradas contra nuestros trabajadores bananeros en el sueño de
buscar un país en paz, o mejor aún, quiénes seguimos gritando y afirmando que
es necesario construir entre la diversidad el sentido de un país
democrático.
La juventud comprometida con la
construcción del bien supremo de la paz desde la diversidad de propuestas
políticas, sociales, religiosas, culturales, artísticas, comunitarias,
ambientales, deportivas y de género, llamamos
al conjunto de las fuerzas sociales y populares a seguir sumándonos al
compromiso de proteger y acompañar el proceso de diálogos que se desarrollan
en La Habana.
Les convocamos a exigir junto
con nosotros y nosotras, el cese bilateral al fuego y las hostilidades como
acción que brinde a las comunidades y sus territorios, la confianza con el proceso, pero también
una mejor condición para posibilitar el dialogo y la reconciliación.
De la misma manera, hacemos un llamado al Gobierno colombiano, al
ELN y al EPL para que inicien de manera formal inmediato el proceso de diálogo
como un paso fundamental que nos permita lograr la superación de la guerra a
través de la solución dialogada a la confrontación
armada que por decenios ha vivido nuestra nación, confrontación en la cual
nacimos y a la cual queremos con nuestro aporte dar fin. Por nuestra parte, y
como organizaciones juveniles, seguiremos en el impulso de un gran movimiento
juvenil amplio y diverso por la paz y los derechos juveniles, a través de la generación de espacios de
incidencia y acción política como jóvenes, y en general, como sociedad
colombiana, en aras de construir una agenda de acción común por la paz que posibilite el reconocimiento de nuestros
derechos como garantía para una vida digna, ya que será sobre esta joven
generación en quien recaerá la tarea de velar por el cumplimiento de los acuerdos producto del proceso de diálogo
con las insurgencias, e impulsar la construcción de una cultura de paz.
Como jóvenes consideramos que luchar por la desmilitarización de
nuestras vidas, cuerpos y territorios es fundamental en la construcción de paz.
En el marco del desescalamiento del conflicto, el Estado debe cesar el
reclutamiento obligatorio y forzado de jóvenes para la guerra. Es inadmisible
que un país que se piense la paz, obligue a sus jóvenes a asesinarse unos a
otros, por eso seguiremos exigiendo y ejerciendo nuestro derecho a disentir y a
objetar frente al militarismo que socava nuestra posibilidad de soñar, crear e innovar. Apostamos por un servicio social
alternativo que aporte a la reconstrucción de los tejidos sociales y
comunitarios.
Llamamos a las Fuerzas Militares
a sumarse al compromiso de la paz, a no hacer batidas, y a apostarle a una
transformación de la doctrina militar donde el pueblo no sea el enemigo
interno, sino que el actuar de las FFMM
esté regido por velar por el derecho a la paz y la soberanía de nuestro país.
Como jóvenes buscamos que el
diálogo sea la premisa de este país, y no solo el planteamiento de una mesa con
las insurgencias Para esto es necesario
contar con una mayor participación del movimiento social en el proceso; que
nuestra voz juvenil se reconozca como la de sujetos políticos, deliberativos y
capaces de llevar el cauce de esta nación. Consideramos que el diálogo debe
posibilitar que los conflictos
territoriales no sean acallados por la fuerza represiva estatal y paraestatal,
principalmente por el ESMAD, sino que
ante todo el Estado responda con la garantía efectiva de derechos para la superación
de dicho conflictos.
Como jóvenes colombianos nos
comprometemos y nos solidarizamos con la lucha
estudiantil latinoamericana por una educación pública, gratuita, digna y
con enfoque diferencial como bien común, es decir por el derecho humano a
estudiar y soñar, a pensarnos una
educación que transforme nuestra realidad que irrumpa en las vetustas
concepciones autoritarias logrando la construcción de una educación para la paz donde el diálogo
democrático prime.
Como jóvenes enarbolamos la exigencia
por un trabajo digno para la juventud como una garantía para el logro de la
paz, no queremos seguir viviendo en la informalidad y en la explotación
laboral.
Como jóvenes defendemos la paz
desde los territorios, el respeto por la
naturaleza debe ser uno de nuestros ejes de cambio. Las reservas forestales, las semillas
nativas, el ciclo del agua y la biodiversidad, son el mayor patrimonio de los y
las colombianas, que están siendo amenazadas por el modelo de despojo y también
son víctimas del conflicto. Es necesaria la reconciliación con el territorio,
la lucha por la soberanía alimentaria y la protección de los bienes comunes
para que sea viable el futuro del país.
Como jóvenes exigimos que se nos
ofrezcan a todos y todas las condiciones educativas, culturales, deportivas y
acceso a derechos, sin importar si vivimos en una ciudad, en una vereda o en un
barrio popular. Exigimos especialmente que el Estado garantice el goce efectivo
de derechos a las juventudes que viven
en el mundo rural y en situaciones de vulnerabilidad; son ellos y ellas
quienes viven los bombardeos, y a mayor escala la desigualdad en un país donde el Estado ha abandonado a cientos de
comunidades.
Por lo anterior es que como
jóvenes creemos que la PAZ es una PAZ con DERECHOS, con inclusión, con
vida digna, es una paz con justicia
social, con justicia ambiental, con la salud como derecho fundamental y no como
mercancía, con igualdad política y equidad de género, con ampliación de la
democracia y participación ciudadana, con respeto a la diferencia. Es una paz desde la vida, desde el territorio,
es una paz que tendrá que tejerse desde
los litorales del Pacífico y el Caribe, los extendidos paisajes llaneros y el
valle, como desde las andinas montañas que recorren las venas abiertas de
nuestra patria , hasta las estrepitosas
selvas que se vislumbran en nuestra Amazonía, es una paz
que deberá poner fin desde la
libertad y la dignidad juvenil a los
cien años de soledad y violencia para tener una segunda oportunidad en esta tierra.
Es así que con nuestra piel
raizal, mulata, mestiza, indigena, palenquera, y con nuestro corazón volcado a
la construcción de un nuevo pais, le
declaramos la paz a la guerra.
Asociación Colombiana de
Estudiantes Universitarias- ACEU
Asociación Nacional de
Estudiantes de Secundaria- ANDES
Cambio Radical
Colectivo Jovenes Trabajadores
Dignidad Popular
Fundación Origen
Jóvenes constructores y
tejedores de Paz- Redepaz
Jóvenes Progresistas de Colombia
Jóvenes Verdes
Juventud Comunista Colombiana
Juventudes ONIC
Juventudes Opción Ciudadana
Movimiento Scouts Colombia
Organización Nacional de
Juventudes Liberales
Proceso político Sé origen
Red de Mujeres jóvenes
Tejido Juvenil Nacional
Transformando a la Sociedad- TEJUNTAS
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